La inflación de Estados Unidos volvió a ralentizarse en agosto a 8.3% anual por los precios de la gasolina, pero es más alta de lo esperado.
El mes pasado la inflación subió 0.1% desde julio contra 0.0% entre julio y junio, según el Índice de Precios al Consumo (CPI) publicado el martes por el Departamento de Trabajo. Los analistas esperaban una caída del -0.1%.
Los precios suben desde hace un año y medio en Estados Unidos, y golpean el bolsillo de las familias.
Luego de alcanzar en junio su nivel más alto en más de 40 años, 9.1%, la inflación se moderó en julio para ubicarse en 8.5% en 12 meses. En la medición mes a mes, los precios incluso permanecieron estables entre junio y julio.
El presidente Joe Biden, que hizo de la inflación su principal prioridad económica, atraviesa dos meses cruciales antes de las elecciones de medio mandato en noviembre. La oposición republicana le reprocha regularmente por una política de ayudas económicas que, considera, contribuyó a la espiral inflacionaria.
“La inflación es demasiado alta y es esencial reducirla”, reiteró el domingo en CNN la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien reconoció además que existe “un riesgo de recesión”, debido a las subidas de tasas decididas por la Reserva Federal para tratar de enfriar la economía y contener las subas de precios.
La Fed ya indicó que continuará con su política de subida de tasas directrices, encareciendo así el crédito a particulares y empresas.
El banco central prefiere otro indicador de precios, el índice PCE, que en julio también se moderó a 6.3% en 12 meses. Su objetivo es una inflación de 2% anual.
El mercado laboral estadounidense, clave por ser el sostén del consumo, sigue bajo presión, con escasez de mano de obra. La tasa de desempleo aumentó ligeramente en agosto, a 3.7%, cerca del mínimo histórico de 3.5%.