Columnas

Días sin gloria

PULSO

Eduardo Meraz

Quizá como ninguno otro precepto democrático, la libertad de prensa le es inaceptable al presidente palaciego, pues la labor periodística lo muestra desnudo a él, a las adiposidades de su gobierno y  lo exhibe tal cual es, sin el maquillaje mañanero.

Luego de cinco años de excusas y pretextos, a los cuales se aferra con vehemencia para tapar errores, ineficiencias y corrupción, el habitante temporal del palacete recurre a todo su arsenal marrullero para impedir se divulguen las tropelías de su gente cercana.

Ha hecho del chantaje su arma predilecta, pues a través de ella compra, amaga, ofende, amenaza y busca cancelar o ponerle sordina a las voces críticas o negar la realidad verdadera de un gobierno extraviado y pernicioso, distinta a la reflejada por el espejo  cuatroteísta.

Desde el fondo de su celda del autoengaño, el ejecutivo sin nombre y sin palabra ha promovido una política cicatera -por ruin y mezquina- hacia los medios de comunicación y el periodismo apartado de que su visión o sus caprichos.

Enmarañado con sus filias y fobias pretende establecer el pensamiento único,  propio de los dictadores, para lo cual necesita tener el control de los medios de comunicación y no duda en usar todos los instrumentos, éticos y no, para lograrlo.

A explicación no pedida, relevo de pruebas, dice una máxima popular y legal,  por lo cual la pretendida aclaración presidencial sobre la salida de Azucena Uresti del noticiario televisivo de Milenio, sale sobrando.

Y no es el único caso de injerencia gubernamental en  la vida interna de los medios de comunicación. La evolución en la línea editorial en varios de ellos y la cerrazón prevaleciente en los de carácter público, son claras evidencias.

Esta intervención desde Palacio Nacional se ha hecho más notoria conforme se aproxima la elección presidencial del año en curso, como expresión temerosa de una posible derrota del cuatroteísmo y quedar expuesto al juicio de la ciudadana y de sus adversarios.

Por más malabares verbales el presidente totalmente Palacio Nacional, sabe que los días sin gloria se acercan con velocidad y llegarán acompañados de vergüenza.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Como  todo en el gobierno cuatroteísta, nuevamente el Tren Faya (Maya) vuelve a fallar y ya se empiezan a ver algunos de los defectos constructivos en varios puntos de su ruta.

[email protected]

@Edumermo

 

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