Economía

CONTEXTOS/ Colaboración como llave del crecimiento universitario

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminalísticas (CESCIJUC).

Las alianzas, asociaciones, fusiones y adquisiciones se convierten en una solución para solventar la reducción de matrícula, mayores demandas de servicios y altos costes operativos de las universidades. También se perfila como una oportunidad para incrementar los conocimientos y experiencias de sus estudiantes.

Ahora, el enfoque de una institución educativa hacia la colaboración dependerá de sus objetivos estratégicos, capacidades, cartera, demografía de los estudiantes y posición geográfica.

Existen muchos modelos de asociación como los intercambios donde se comparten las mejores prácticas, comunidades de práctica son foros para la discusión, el apoyo, la información y la resolución de problemas.

La reciprocidad del programa se refiere a la programación compartida que amplía las ofertas para los estudiantes y el profesorado. En algunos casos, las instituciones crean programas conectados o de doble titulación.

La colaboración en investigación implica el intercambio de agendas y recursos de investigación.

Una empresa conjunta, por su parte, es el intercambio de propiedad intelectual, personal e inversión para lanzar un nuevo programa o campus.

Los servicios integrados y los consorcios de programación implican compartir los costos y la infraestructura para mejorar la programación y reducir los desembolsos. Mientras, las fusiones y adquisiciones completas dan como resultado una nueva entidad combinada y afectan la gobernanza, la programación, los costos y la infraestructura.

Cada uno de estos modelos viene con beneficios únicos. Por ejemplo, las colaboraciones entre universidades pueden afectar significativamente la forma en que las instituciones operan y atienden a los estudiantes. Las instituciones que comparten servicios y utilizan su escala para consolidar el poder adquisitivo operan de manera más eficiente.

Las instituciones que se asocian también pueden ampliar su oferta académica en áreas clave. A través de la colaboración, las instituciones también pueden mejorar las experiencias y los resultados de los estudiantes.

Cada uno de estos modelos también viene con desafíos únicos. Por ejemplo, la necesidad de acordar modelos de gobernanza y propiedad de nueva propiedad intelectual puede hacer que las empresas conjuntas sean difíciles de negociar y operar.

En términos más generales, la academia se construye sobre una base de orgullo institucional, libertad académica e independencia en la toma de decisiones, a menudo a nivel de programa individual. Parte de esa autonomía puede ser sacrificada cuando las escuelas se alinean. Sin embargo, los beneficios de mejorar el acceso y los resultados para los estudiantes, junto con la escala y la eficiencia para las instituciones, pueden superar estos inconvenientes.

Si bien las instituciones tienen una variedad de opciones de colaboración disponibles para ellas, las oportunidades más transformadoras generalmente ocurren a través de fusiones y adquisiciones.

Las fusiones y adquisiciones pueden adoptar múltiples formas, como la fusión tradicional de dos instituciones individuales en una sola o la absorción de una institución en otra. Un tercer constructo implica la consolidación más amplia de múltiples instituciones a lo largo de un sistema universitario

 

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