Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)
La economía de nuestro país está inserta en dos procesos de los cuales no se puede abstraer: la globalización y el modelo económico neoliberal.
La globalización es producto de una progresiva comunicación e interdependencia entre los distintos países del orbe que unifican sus mercados, sociedades y culturas, así como una paulatina homologación de sus sistemas jurídicos.
El neoliberalismo, por su parte, surge del libre mercado. Trae consigo la eliminación o reducción del gasto público en los servicios sociales, desregulación, privatización y eliminación del concepto de bien público.
Para el neoliberalismo, la excesiva regulación económica desestimula la libre circulación de bienes y capital, elementos necesarios para dinamizar el libre mercado.
En la globalización los elementos comunes que la definen son intensificación de las transacciones transversales entre naciones, la apertura de los mercados y la interconexión global de la comunicación.
El fenómeno de la globalización no sólo implica al primer mundo: también a las economías emergentes.
La singularidad del proceso de globalización radica actualmente en la ramificación, densidad y estabilidad de sus recíprocas redes de relaciones regionales-globales y de su autodefinición de sus medios de comunicación. También de sus espacios sociales.
Por otra parte, el neoliberalismo económico evoluciona en el sistema capitalista como una demanda o requisito establecido por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a los países que requieren apoyo financiero.
A partir de 1990, los organismos financieros internacionales imponen a los países latinoamericanos una visión para sus fundamentos económicos e ideologías, conocida como el Consenso de Washington que con los años se ha convertido en un programa general y base del neoliberalismo.
El Consenso postula: privatización de las empresas públicas y de los monopolios estatales. Es decir, una reducción del Estado en su participación en la economía. También disciplina presupuestaria de los gobiernos, que deben reducir o eliminar su déficit y el reordenamiento del gasto público hacia sectores que favorezcan el crecimiento económico.
Así mismo, establecer reformas impositivas, liberalización financiera y del comercio internacional, eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas y desregulación de los mercados y la protección de la propiedad privada.
En México, hace más de 30 años. Con recurrentes crisis económicas e inmerso en una grave situación, tuvo que aplicar los fundamentos y políticas de los organismos financieros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Esto lo llevo a la reducción del Estado y sus funciones.
Entonces el factor trabajo se controló con restricciones en las negociaciones colectivas, en cuanto a prestaciones y salarios. Se supone que bajo el paradigma neoliberal el mercado distribuiría en automático el ingreso para todos y traería como consecuencia el bienestar social para la población.