Por Alan Ramírez Flores, CEO de Coperva
A medida que deambulamos entre el mundo físico y virtual y se desdibuja nuestra presencia profesional y personal, se resquebrajan viejos mitos acerca de cómo comportarnos en el trabajo e, incluso, cuáles temas son propicios o no de abordar. En resumen: la urbanidad laboral cambia drásticamente.
Así, el 65% de los empleados quiere un entorno donde puedan hablar sobre temas políticos y sociales en el lugar de trabajo. Curiosamente, ese número aumenta si es parte de un grupo étnico minoritario o si se integran las generaciones más jóvenes.
Sin embargo, solo el 30% de los líderes empresariales u organizaciones crean el entorno para tener esas conversaciones, cuyos resultados son muy positivos porque inciden en mayor productividad, cooperación e innovación y favorecen el buen ambiente laboral. También logran incrementar la participación para generar ideas y soluciones.
Por lo tanto, corresponde a las organizaciones proporcionar un ámbito en donde los empleados puedan sentirse seguros al tener conversaciones sobre temas políticos y sociales. No se trata de que pidan o no permiso para conversar, sino de sentir que no tendrá implicaciones, que se gestiona con respeto a distintos puntos de vista e inquietudes; que existe una cultura de aceptación, respeto y apertura.
Sin embargo, si hay temas y asuntos que resulta conveniente evitar:
1. Hablar mal del antiguo trabajo, pues esto genera la impresión de deslealtad y traición. Los actuales empleadores pueden creer que la exposición de términos poco loables del pasado, puede replicarse para ellos en un momento dado.
2. Comunicar menosprecio a ciertos grupos sociales o políticos. Esto hiere susceptibilidades y mina la propia credibilidad, aún en entornos sociales.
3. Divulgar la búsqueda de otro trabajo. Pese a que se decida que lo deben saber los demás jefes y colaboradores, puede ser negativo sabotear los esfuerzos y generar malestar en la organización donde actualmente alguien se desempeña.
4. Divulgar problemas médicos y maritales. Esto propicia incomodidad porque muchas veces la gente no sabe cómo reaccionar o responder en un ambiente de trabajo.
5. Quejas sobre tus compañeros de trabajo o jefe. Tal acción puede afectar un ascenso o entorpecer un aumento de sueldo. Incluso incrementar un problema que podría haberse resuelto antes de que se convirtiera en cotilleo en la oficina. Lo mismo ocurre con las críticas a la estrategia de la compañía. Si se pueden aportar soluciones o puntos de vista valiosos, conviene generarlos de manera directa con el jefe superior en lugar de hacerlos rodar por la compañía y prestarse a malas interpretaciones.
En todo tipo de conversación, laboral o personal, existe una regla de oro: aporta o enriquece lo que se menciona o menoscaba el prestigio o armonía de los otros. Por simplista y reduccionista que esto sea, siempre abona a las reglas de urbanidad en las conversaciones.