Por Jorge Mares, pedagogo pionero en el desarrollo humano en México y referente en México de Un curso de milagros
Lejos del concepto mágico-religioso de un milagro, y por ende inusual y lejano, el milagro es el cambio positivo generado después de modificar nuestra percepción.
El milagro o cambio trascendental y benéfico aparece cuando modificamos nuestra manera de ver el mundo.
Actualmente, incesantes cambios e inestabilidad suelen generar en nosotros estados anímicos negativos como temor, inseguridad, odio, rencor, insatisfacción, estrés, sensación de soledad, falta de amor y enfermedad.
Para mitigar o deshacer nuestra falta de amor aparece un programa de estudios orientados a la práctica y al control mental, al desarrollo y a la comunicación humana, metafísica y espiritualidad. Se le conoce como Curso de milagros y su objetivo sólo es ayudarnos a pensar bien, lejos de credos erróneos, sesgos y prejuicios para lograr la serenidad mental que nos conduzcan a tomar las mejores acciones y decisiones en todas las áreas de nuestra vida.
La práctica de los postulados de este programa está basada en una sencilla disciplina psicológica y, reitero, su propósito es ofrecer un camino para que las personas puedan alcanzar la serenidad y, por ende, su propia felicidad al deshacer la forma de pensar errada.
En términos simplistas, los pensamientos positivos y el acto de perdonar generan cambios trascendentales en nuestra vida. Esos son los milagros.
Milagro, en suma, es encontrar la voz interior que algunos llaman consciencia o Espíritu Santo. Vos interior que nos ayuda a conciliar el mundo de una entidad superior o Dios y el ego dentro de nosotros.
También logra corregir nuestra forma de ver las cosas cuando es errado y nos aleja de la paz, permite recobrar el “yo” como seguro, amado, completo y que comparte, no obtiene. Al mismo tiempo, procura unir y conciliar, dar fortaleza, comprensión y equilibrio.
La voz interior nos guía a perdonar errores y no buscar castigos, aprender a vivir en armonía, amor y perdón.
De manera simultánea, enseña que un cambio de actitud es un milagro que cura y que empieza en la mente.
Enseña que la fuente del problema o error no está afuera, sino dentro de nosotros. Por lo tanto, no conviene enfocarnos en cambiar al mundo sino nuestra mentalidad respecto al mundo.
En un Curso de milagros el programa de estudios establece ideas que se repiten consistentemente en forma circular. Esto es: no expone un sistema teórico, sino un proceso de aprendizaje que podemos aplicarlo para lograr paz.
El Curso de milagros, en suma, nos permite darnos cuenta de que hemos creado un sistema de pensar muy diferente al de Dios, cualquiera que sea el nombre que le demos al Principio o Arquitecto Supremo, dada la forma en la que nos relacionamos con las personas y cosas.
Debemos reinventarnos desde la serenidad del ser.